Basar el diseño de una solución en aplicar una serie de patrones universales, heurísticas, estándares, y las últimas tendencias de diseño visual no garantiza que el resultado final tenga una buena experiencia de usuario (UX). Ni siquiera garantiza que sea usable.
Una buena UX depende de que el diseño resuelva los problemas adecuados de la forma en qué sus usuarios esperan. Y eso no se consigue contando con un gran diseñador y confiando en su intuición o bagaje, sino con un equipo y proceso centrado en conocer las experiencias y el contexto del usuario, y modelando la solución en base a ello. Es por eso, que lo mejor es “kill the genius designer”.
El camino a la mediocridad está plagado de estándares, buenas prácticas guías de diseño. Os queremos contar las claves que, después de años de proyectos exitosos, creemos que permiten desarrollar la aplicación que el usuario necesita y que esté alineada con los objetivos de negocio.