El mundo hiperconectado y globalizado en el que vivimos nos obliga, como individuos y como organizaciones, a adaptarnos a unas circunstancias que cambian a alta velocidad. Muestra de ellos estas últimas semanas estamos presenciando la rápida propagación del coronavirus 2019, causante de la enfermedad COVID-19.
Empresas y gobiernos están tomando medidas para contener la transmisión del virus entre personas, y limitar así el alcance de la enfermedad. Una de las recomendaciones más comunes es la de adoptar e teletrabajo, incluido en la Guía publicada por el Ministerio de Trabajo y Economía Social.
«Una de las recomendaciones más comunes es la de adoptar el teletrabajo»
Según un estudio reciente de Eurostat, en España solo el 3% de los trabajadores trabajan desde casa de un modo habitual. Otro 4% lo hacen ocasionalmente; y el resto, un 93%, nunca disfruta del teletrabajo. Estos datos contrastan con los datos del INE, que indican que más del 30% de las empresas de España apuestan por esta modalidad.
Desde Raona hemos observado como nuestros clientes, empresas inmersas en proyectos de transformación digital, tienen la facilidad de adaptarse y adoptar esta recomendación en mayor medida que en compañías tradicionales. Gracias a la adopción de nuevas formas de trabajar, estas compañías siguen su operativa de forma completamente normal mientras sus empleados de hábitos, apostando por una nueva cultura digital, están mejor preparadas para afrontar sin problemas el escenario actual.
La combinación entre tecnología y cultura es la que consigue la transformación digital. En Raona hemos compartido esta experiencia con nuestros clientes, apostando por un cambio en red que se inicia con un despliegue tecnológico y se acompaña de un proceso de adopción rápido, siempre abordado en colectivos concretos.
Gracias al efecto red, el cambio se propaga entre todos los colectivos de la organización, convirtiéndolo en un despliegue y adopción masivos.
Soluciones como Microsoft 365 y el conjunto de aplicaciones y servicios que ofrece son las que permiten teletrabajar de manera eficaz y efectiva.
- Al disponer de todos los documentos de trabajo en la nube, los empleados pueden acceder a ellos desde sus casas sin ningún tipo de problema, Además, pueden editarlos de manera colaborativa con sus compañeros
- Las reuniones se siguen manteniendo, utilizando el potencial de las videoconferencias y los chats. No solo eso, sino que las reuniones son más eficientes, con duraciones más contenidas y con los asistentes justos.
La adopción de estos nuevos hábitos son los que permiten a las compañías optimizar su eficiencia operativa ante cualquier escenario. Por ejemplo, en una de las compañías con las que hemos colaborado hemos visto como han segregado equipos críticos de trabajo en distintas zonas, para asegurar la continuidad de partes esenciales del negocio, sin perder en ningún momento la productividad ni al comunicación entre profesionales.
En definitiva, y más allá de necesidades circunstanciales, el teletrabajo es un hábito que crea efectos positivos, tanto a nivel individual como a nivel empresarial: reducción de los costes de viaje y la huella de carbono, incremento de la productividad, reducción del absentismo, y mejora del clima laboral y del compromiso, entre otros.